La antigua Bizancio pasó a llamarse Constantinopla el 8 de noviembre del año 324, y se convertía en la capital del Imperio Romano reunificado por Constantino el Grande.
Teodosio fue un emperador enérgico e inteligente, que llevó al Imperio Romano a un nuevo período de prosperidad, especialmente en Oriente, gobernó desde 379 hasta 395. Teodosio decidió dividir el Imperio entre sus dos hijos, el débil Arcadio para un Oriente próspero y el poco capacitado Honorio para un Occidente invadido y desgastado por las luchas con los pueblos bárbaros. Nace así el Imperio Romano de Oriente, Imperio de Constantinopla o Imperio Bizantino.
Bizancio tuvo una primera época de esplendor que coincidió con la subida al poder de Justiniano. La arquitectura sirvió para asombrar a los habitantes del Imperio y de fuera de él.
Además de la fantástica arquitectura el arte bizantino se caracterizó por los maravillosos mosaicos y por los iconos.
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